19 de febrero de 2011

La guerra de los misiles Parte I


En mi punto de vista, conocer la historia creo que es algo bueno, sobre todo para todos aquellos con mente curiosa como yo. Acabo de leer lo que viene siendo llamada la guerra de los misiles en Cuba y realmente me agrado, por lo que quiero compartirles esto.
Como sabemos, las tension que mantenían la URSS (Unión Soviética) y USA (Estados unidos) en la denominada “Guerra Fría” era muy muy grande. La guerra de los misiles en Cuba fue sin duda una de las
mayores crisis durante época a finales de 1962.

Esto son un resumen de una gran lista de fragmentos sobre el memorándum de Anastas Mikogan  que fueron filtrados de Wikileaks respecto al este controversial tema.    

Pasado el clímax de la llamada crisis de los misiles, Anastas Mikoyan, vicepresidente ministro de la Unión Soviética, fue enviado a La Habana para acordar con Fidel Castro los detalles del retiro de esas armas nucleares. Durante tres semanas de noviembre de 1962, Mikoyan enfrentó la ira de Fidel Castro - excluido de las negociaciones entre Nikita Kruschev y John F. Kennedy- pero logró evitar que el gobierno de la isla rompiera relaciones con Moscú. Un testigo privilegiado relata a PROCESO los detalles de estas negociaciones: Sergo Mikoyan, hijo y secretario particular del entonces vicepresidente ministro soviético, quien lo acompañó en aquel viaje.

Por Anne Marie Mergier

-La segunda estadía de su padre en Cuba en noviembre de 1962, en plena crisis de los misiles, distó de ser tan idílica como la primera.
-Llegué con él a La Habana el 2 de noviembre y me quedé durante los primeros días de ese segundo viaje. Fue terrible.
Sergio Mikoyan es categórico: Las tres semanas que su padre pasó en Cuba en noviembre de 1962 se cuentan entre las más difíciles de su vida. Le tocó explicarle a Castro por qué Kruschev no lo había consultado antes de ponerse de acuerdo con el presidente estadounidense, John F. Kennedy, para retirar los misiles nucleares que la Unión Soviética había desplegado en Cuba. Tenía también la misión de sellar definitivamente el desenlace de la crisis de los misiles.
"Las discusiones con Castro fueron muy duras -cuenta Sergio Mikoyan-. Pero lo que golpeó más profundo a mi padre fue la muerte de mi madre. Ocurrió dos días después de nuestra llegada a La Habana. La noticia llegó en plena conversación con la dirección cubana. Alexeiev, entonces embajador soviético en Cuba, le entregó el telegrama a mi padre. Las discusiones se interrumpieron de inmediato."
Sergio Mikoyan calla unos segundos. Con voz mas lenta dice: "Aún recuerdo a mi padre cuando entró a su habitación. Cayó de repente en la cama, todo vestido y no se movió más. Estaba ido, desesperado.  Todavía, tantos años después, se me encoge el corazón cuando veo la imagen de ese hombre, que tenía tanto temple, tirado así (...) Al día siguiente volvió para sentarse a hablar con Fidel y sus compañeros.
-¿Por qué no fue al sepelio de su esposa?
- Kruschev le mandó un mensajeque decía: "Tienes dos alternativas: o te regresas a organizar los funerales de tu esposa o dejas que nosotros nos encarguemos de todo con tu familia". Mi padre optó por la segunda solución. Él había medido el enojo de Castro y aún le faltaba hacerle aceptar medidas mas duras. Él sabía que su misión era capital para la paz mundial."

- Corrieron mil rumores sobre esa estadía de tres semanas de su padre en Cuba...
-Se dijeron cosas fantasiosas:que Castro no lo quería ver, que lo había hecho esperar días y días antes de atenderlo... Todo eso falso. Castro nos vino a buscar al aeropuerto y esperó a mi padre a la bajada del avión - insiste Mikoyan al tiempo que enseña fotos de ese momento a la reportera.
- Hay quienes afirman que Castro estaba hundido en la depresión.
- Yo lo vi sumamente furioso (...)No me quedé las tres semanas en Cuba pero mi pare nunca me habló de depresión.Habló, eso sí, de momentos explosivos, del carácter incontrolable de Fidel, de la alta idea que tenía de sí mismo y de Cuba como nación, de su orgullo a flor de piel, de su incapacidad, a veces de controlar sus emociones. Hasta el finalde su vida mi padre repitió que Fidel era un hombre excepcional, de una honestidad absoluta, pero con un temperamento imposible. También decía que era como una fuerza anárquica que le había tocado controlar a lo largo de estas discusiones de 1962.
Antes de describir la misión internacional másdifícil que le tocó asumir a su padre, Sergo Anastasevich expone algunos antecedentes de la crisis de los misiles.
La decisión de desplegar misiles nucleares en Cuba fue una iniciativa de Kruschev. Esa idea despertó la oposición de Anastas Mikoyan y la desconfianza de Castro.
Muy crítico, expresa: "En esa oportunidad Kruschev se comportó como un aventurero. Actuó con una ligereza inexplicable. Subestimó por completo la reacción de Washington".
 
-¿Anastas Mikoyan estaba de acuerdo con esa iniciativa?
-Por supuesto que no. No dejaba de repetir a Kruschev que él conocía muy bien la topografía de la isla y que era absolutamente imposible desplegar misiles nucleares en Cuba a escondidas de Estados Unidos. No dejaba de preguntarle: ¿Qué haremos  cuando los estadounidenses descubran los misiles? ¿No te das cuenta que solo tendremos dos opciones: empezar la guerra o retirarnos de manera vergonzosa?".
- ¿No le hacía caso Kruschev?
- No. Finalmente le dijo: "Vamos a analizar todo esto a fondo con Castro y vamos a enviar a Cuba nuestros mejores especialistas,que nos dirán si se puede instalar secretamente misiles en la isla". Mi padre se tranquilizó. Estaba seguro de que Fidel no iba a aceptar los misiles y que los expertos soviéticos se darían cuenta de que el relieve de la isla no permitía realizar ese plan.
Mikoyan se acomodó en el sofá. Relata los acontecimientos que precedieron a la instalación de los misiles:
"Al principio, Fidel no quería que se instalaran clandestinamente estos misiles en su país. Quería que se firmara un acuerd ooficial entre Cuba y la Unión Soviética parecido al que Washington había firmado con Turquía e Italia para instalar misiles nucleares en estos países. Raúl y el Che llegaron a Moscú con el texto ya redactado de ese acuerdo, pero Kruschev nunca quiso firmarlo."
Confía también: "En varias oportunidades Fidel preguntó si esos misiles eran indispensables para la Unión Soviética y el bloque socialista. Los emisarios que Kruschev había enviado a La Habana no fueron muy honestos con él. Le afirmaron que sólo se buscaba defender a la Revolución Cubana.Su argumento era el siguiente: la invasión de Playa Girón fracasó porque la hicieron mercenarios cubanos. La próxima vez intervendrían directamente las fuerzas armadas estadounidenses. Cuba debe tener una fuerza disuasiva".
Precisa: "La realidad era distinta: ciertamente se buscaba proteger a Cuba, porque ya había adquirido una importancia política y estratégica absolutamente capital para el Kremlin, pero el ministro de Defensa,el mariscal Rodion Malinowski, tenía otra meta: quería desplegar misiles en la isla para hacer contra peso a los que Estado Unidos había instalado en Turquía.Le convenía actuar secretamente para colocar a Washington ante el hecho consumado".
-¿Lograron convencer a Castro disimilándole la verdad?
- Así fue. Pero Fidel se quedó inquieto. En Moscú,Raúl y el Che preguntaron a Kruschev qué planeaba hacer en caso de que Washington se diera cuenta (...) Mi padre me decía que las respuestas de Kruschev eran totalmente irracionales. Muy seguro de sí mismo fanfarroneaba: "Nuestros expertos nucleares son muy cuidadosos, nadie los va a descubrir". En otras oportunidades contestaba: "Si hay algún peligro, enviaremos nuestra armada del mar Báltico para defender a Cuba (...) En realidad, por increíble que esto parezca, Kruschev contestaba cualquier cosa, puras tonterías.
- ¿Siguió inquieto su padre?
- Obviamente. Pero como Fidel había acabado por aceptar los misiles, él se quedó sin argumentos. Entre los cercanos a Kruschev,mi padre fue el único en oponerse a ese despliegue de misiles.
- Y el colmo fue que le tocó viajar a Cuba para pagar los platos rotos después de que la Unión Soviética decidió retirar los misiles de la isla.
-Exactamente. Kruschev convocó a mi padre y le dijo: "Quien mejor que tu puede arreglar ese asunto con Castro? Tú eres su amigo. Existe un clima de gran confianza entre ustedes dos. Es por eso que debes viajar a Cuba".
Sergo Mikoyan enfatiza que a Castro le sobraban motivos de enojo contra Kruschev. Enseña a la reportera informes y cartasconfidenciales que intercambiaron su padre, Kruschev y el Comité Central del PCUS. Se nota una gran tensión y que, en varias ocasiones, Castro y Kruschev estuvieron a punto de romper relaciones... Continuara ( verdad que USA no estan bueno como se pinta?)

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